Hace poco leí unos poemas, me recordaron tanto...En ese momento enfrié mi corazón a niveles árticos para recordar que siempre ha sido, es y será igual, todos nos empeñamos en destrozar nuestro corazón contra las paredes intentando crear nuestro mundo perfecto, nuestra media naranja que le llaman, me indigné, yo como siempre reivindicando, rechazando los estúpidos comportamientos de la raza humana, me negué a que mi corazón siguiera sufriendo las estupideces de mi cabeza, rechace la opción de seguir a mis emociones por el camino de la locura, dije que no, y aquí me quedo amor mio, no pagarán mis lagrimas tus ganas de jugar a ser dios.
Hoy cumplo mis 41 días de condena, condena de tener que olvidarte por haberte querido, mis lagrimas se secan al sol pronto endurecerán, se convertirán en diamantes que yo me dedicaré a rallar con historias de como la vida se dedicaba a reírse una y otra vez de mi. Me he escrito una nota para recordar que se acabó ser el objeto de vudú de los demás, que se terminó esta tontería de pagar con creces los castigos ajenos.
Me arden los ojos, el rímel ya se ha gastado y no me queda mas que llorar, creo que ha sido suficiente, demasiado corta mi efímera existencia como para sufrir por lo que ya se ha ido, creo que empezaré ya a gozar de lo que todavía no se vislumbra en el horizonte.
El olor de las hormonas me empieza a marear, demasiados cambios, demasiado rápido, necesito paz.