No te miro por necesidad, tampoco por instinto, te miro por placer, por el placer de ver esa inocente cara que tanto dolor esconde. Cruzar mi vista con la tuya...una pequeña llamada de auxilio que solo nosotros conocemos, una seña de que los dos seguimos allí, en nuestro mundo, juntos mientras todo nuestro al rededor, todavía hoy, estalla en mil pedazos.
"Estoy aquí" que bien me mienten tus iris en esas inevitables cruzadas, cruzadas como las de tiempo atrás, como las de los caballeros, un reto para ver quien esta mejor y aguanta más con la cabeza alta, siempre muero, caigo del caballo con una lanza en el corazón y es ahí, en ese instante, en el que yo, desangrándome en suelo con las manos llenas de arena noto como pasas por mi lado, celebrando tu victoria, y me miras perdonándomelo todo, sin desacelerar tus pasos, sin molestarte a ver como se me escapa la vida.
A día de hoy aun no se si tal vez tu sonrisa fuera una bengala para sacarme de ese horrible pozo que es el sufrimiento o tal vez fuera plomo para hundirme mas en él.
Mátame, te quiero, no me hables, te odio, bésame, vete de mi vida, no me sueltes, me das asco, no te alejes, me das pena, te comería... No se que intentan decirme tus ojos, no se que coño buscan en mi, pero cógelo, cógelo y llévatelo lejos porque me quema tu forma de mirar.
Cual foto en un marco, así quedaban mis manos en tu nuca y...¿Ahora? Ahora una se refugia en el bolsillo para que no vean mis uñas devoradas por los nervios de verte y la otra pasando pistas de reproducción que me recuerden a tus besos, subiendo el volumen para no escuchar el mundo pronunciar tu nombre y mirando la pantalla vacía sin tus mensajes. Aquí siguen mis manos, lejos de tu piel, escribiéndote como antes, evitando tu roce y borrando tu textura de mis huellas, aquí siguen mis manos cogiéndose e intentando recordar los buenos tiempos.
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