Hoy te presencié de nuevo cuál espectáculo. Tu deslumbrando, como no, sobresalías del resto. Al igual que siempre tan adorable y con esa manera tan perfecta que solo tu tienes de reír...nunca vi nada que pudiera enamorar ni tanto ni tan rápido, que produjera terremotos como los que un día sintió mi corazón; tu presencia me provoca, me ahuyenta.
De nuevo tuve ganas de huir, pero de forma diferente, no con el mismo sentimiento, tampoco con las mismas ganas, ni siquiera hacia el mismo destino, hoy tuve ganas de huir hacia tus brazos.
Perdóname. Pido perdón por recordar que te quise, por querer sentirte cerca, perdóname por mirarte como si no hubiese mañana, por tener miedo de decir locuras, perdóname por recaer, por subir a lo mas alto y tirarme sin mirar, pensando o queriendo pensar que estarías para cogerme. También perdón por soñarte como si las noches fueran eternas, por pensarte de esta manera tan jodidamente sufrida.
En este punto de mi vida me di cuenta de que el destino pretende, hostia tras hostia, hacerme ver que seguiré así hasta que aprenda que no todo es ni contigo ni sin ti. Aprovecharé para contarle al destino que una vez mas he perdido el rumbo y que sin saber a donde voy tampoco dejo de caminar para pensarlo, también para contarle a la vida que he vuelto a salir adelante, que una mano ajena me levantó y aquí, de nuevo al borde del abismo, sonrío porque se que mañana volveré a estar allí abajo, donde mueren las olas y se quedan los amores pasados, allí donde se llora por lo que se fue.
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